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miércoles, 21 de marzo de 2012

conciencia humana

La falta de cultura y desconocimiento de la sociedad humana sobre los derechos animales, nos ha llevado a ser una sociedad cruel que ha olvidado  que Dios nos dio la vida a todos por igual y que nuestra madre tierra merece respeto y sus hijos merecen vivir en paz.

La crueldad con los animales, un signo de alarma psiquiátrica

Tomado del mundo.es

La crueldad con los animales, un signo de alarma psiquiátrica

(Foto: Paul J. Richards)
(Foto: Paul J. Richards)
  • Los actos de crueldad repetidos contra animales suelen ser señal de trastorno asocial
  • Los niños que los realizan son más propensos a cometer delitos en el futuro
  • Los especialistas subrayan que este fenómeno no se debe pasar por alto
A pesar de la terrible brutalidad que encierran, los actos de crueldad contra los animales no ocupan las primeras páginas de ningún periódico ni parecen escandalizar demasiado a la población. Sin embargo, tienen un significado último que debería interesarnos como sociedad. Aquellos que abusan de los animales, según indican los expertos, son hasta cinco veces más propensos a cometer crímenes violentos contra las personas.
Un adolescente británico que mete al hámster de su hermano en el microondas, un grupo de chicos que crucifica a un gato en la Comunidad Valenciana y otro que asesina brutalmente a un burro en Extremadura, tres mexicanos que torturan a un perro y cuelgan los vídeos en la Red... Animales desollados, quemados, empalados, mutilados, apaleados…
Es frecuente leer o escuchar frases como 'son cosas de niños' cuando se tratan estos sucesos. Es cierto que, a veces, dentro de un juego, especialmente en grupo, algunos menores cometen actos lamentables pero, advierten los psiquiatras y los criminólogos, otras “es una señal de alarma” que la gente no escucha, "no una válvula de escape inofensiva en un individuo sano", en palabras de Allen Brantley, supervisor y Agente Especial del FBI, uno de los grandes especialistas del mundo en la materia.
"Jugar a matar animales que no nos inspiran compasión, como los mejillones, es bastante normal. Pero algunos niños lo hacen de forma reiterativa, incluso disfrutando, y eso es un problema", explica a ELMUNDO.es Francisco Montañés, jefe de Psiquiatría de la Fundación Hospital de Alcorcón.